Cuando tomamos la decisión de construir una casa o abrir un negocio, podemos tener una idea de cómo sería el resultado perfecto, de qué es lo que necesitamos, y quién podría encargarse de construirlo. Entonces, podrías pensar “¿por qué necesitas un arquitecto?”.
Y la respuesta no es, “porque la ley me obliga a ello”, aunque esto también es cierto.
Para recorrer el camino entre la creatividad y la técnica necesitas un profesional que te guíe mediante su experiencia y sus referencias adquiridas durante años de trabajo. Cuando tomas la decisión de contratar a un arquitecto, debes saber que será quien escuche tus necesidades, analice tus demandas y las materialice, pasando por todo un cúmulo de dificultades, reglamentaciones municipales, alternativas de diseño, especificaciones, contratistas, etc., y realizando una supervisión económica de la obra para evitarte sorpresas.
Los honorarios por sus servicios son una inversión sensata y no un gasto más, ya que:
Un buen proyecto puede ser construido de forma más eficiente y económica.
El proyecto es la definición de aquello que quieres construir y se utiliza como contrato con las constructoras que te realicen una propuesta.
El buen diseño y construcción aportan un valor añadido.
Un arquitecto ha sido educado para solucionar un problema, convertirlo en una oportunidad y tomar decisiones. Su misión es transformar el entorno que nos rodea para mejorar la vida de las personas que lo utilizan. Y para ello, cuenta con un proceso, un sistema con infinitas variables que se pueden modificar para alcanzar el resultado más adecuado a las necesidades de cada uno.
Dado que el cliente es el miembro más importante del equipo de dirección de la obra, el éxito del resultado final dependerá en gran medida de la relación de confianza entre el cliente y el arquitecto.
por María Ruano, arquitecta
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